Me gustaría empezar este articulo del blog comentándoos la diferencia entre exigencia y excelencia, es de gran importancia saber desde donde es que nos estamos enfocando en nuestras vidas, desde donde dirigimos nuestras acciones, nuestros pensamientos ¿Es desde el paradigma de la excelencia? o ¿es desde el de la exigencia?
Si desde que nos despertamos somos capaces de decidir desde cual de estos dos paradigmas queremos construir nuestro día, tendremos resultados diferentes:
– Desde el paradigma de la exigencia:
El día se nos hará más duro, seremos más rígidos, más competitivos nos compararemos con los demás seremos mas inflexibles en nuestra vida y nos llenaremos de frustración.
– Desde el paradigma de la excelencia:
Viviremos el día con otro enfoque más positivo, seremos mas proactivos,( personas que van por delante, que planifican, que hacen que las cosas ocurran y sucedan, que toman la iniciativa, son dinámicas.) más resilientes (cada fracaso lo convierten en positivo, viendo el para qué de lo que les ha ocurrido, ven el aprendizaje del fracaso, como una oportunidad de crecimiento). No competiremos con nadie si no que colaboraremos, querremos hacer lo mejor que podamos con las capacidades y habilidades que tenemos en definitiva seremos la mejor versión de nosotros y estaremos centrados en la mejora.
¿Cómo evitar caer en la trampa de la autoexigencia y el perfeccionismo?
Para poder detectar que estamos cayendo en la trampa de la autoexigencia y perfeccionismo os daré dos de las más conocidas trampas en la que la mayoría de nosotros cae o ha caído y es un claro indicador de la autoexigencia y del Perfeccionismo.
Tener demasiados «tengo» y demasiados «debería».
¿Quién no se ha acostado, levantado o se ha despertado a media noche con la mente puesta en demasiados deberías de hacer… o tengo que… ? Debería hacer esto, debería hacer lo otro, tengo que decir esto, tengo que decir lo otro, tengo que hacer… Estos «deberías» y «tengos», no hacen más que martillear nuestra cabeza y producirnos nerviosismo y estrés, queremos hacerlo todo, llegar a todo, eso significa que nuestras expectativas sobre lo que queremos que ocurra y queremos hacer son unas expectativas muy altas y al no cumplirlas nos sentimos frustrados y ansiosos.
Otra de las maneras de saber que estamos siendo demasiado exigentes, es ser conscientes de que no estamos siendo coherentes con lo que hacemos, pensamos y sentimos y si eso ocurre, aparecerá la angustia, la ansiedad …..entonces si tenemos estos síntomas, preguntémonos ¿Que de exigentes estamos siendo en nuestras vidas?.
Vale, lo entiendo. Pero entonces… ¿Cómo evito caer en la trampa?
Para no caer en la trampa de la exigencia y perfeccionismo te recomiendo seguir una serie de pautas que te ayudarán en el día a día.
Conocernos a nosotros mismos.
Saber quienes somos, cuales son nuestros limites, nuestras fortalezas y debilidades. También conocer cuales son nuestros valores para poderlos aplicar y así vivir más acorde a lo que pensamos. Para ello, es imprescindible hacer un ejercicio de introspección, de mirarse dentro para saber el coste que estamos soportando por no conocer o no querer conocer nuestros limites. Esto hará que sepamos a qué estándares o expectativas podemos llegar y de esa manera nuestra autoestima no se verá afectada porque no nos exigiremos, porque nos aceptaremos con nuestros capacidades y habilidades y no querremos ser otros querremos ser nosotros.
Controlarnos y controlar nuestros pensamientos.
Lo que pensamos ya que todos esos pensamientos de incapacidad que vienen de la comparación y competición continua con el exterior, con lo que los demás hacen, son o tienen, nos hace llenarnos de frustración pensando que nosotros no somos capaces o no no lo merecemos porque nos enfocamos en el objetivo sin tener en cuenta las capacidades y habilidades únicas que cada persona tiene. En otras palabras, tenemos BTF,( baja tolerancia a la frustración).
El autoconocimiento hace que sepamos aceptar lo que cada cual es y que debe aceptarse tal cual es, dando lo mejor, siendo la mejor versión .
¿Cómo cultivar una mente mas positiva y menos exigente y perfeccionista que nos haga tener una vida mas equilibrada y con menos ansiedad y estrés?
Cultivar una mente más positiva y menos exigente y perfeccionista implica trabajar en cambiar la forma en que piensas. Para hacerlo, es importante practicar la gratitud y el enfoque en el presente, en lugar de enfocarte en el pasado o el futuro.
También es útil aprender a identificar los pensamientos negativos y sustituirlos por pensamientos más positivos y realistas.
Te doy unas pautas para que te resulte más fácil llevarlo a cabo en tu día a día:
1- Conocernos y aceptarnos.
Este trabajo supone introspección, mirar dentro de nosotros si no podemos solos o nos cuesta podemos hacerlo a través de un profesional, también podemos hacerlo leyendo libros de desarrollo personal.
2- Ver todo fracaso como una oportunidad de crecimiento.
Ver las cosas como una oportunidad o regalo que nos hace la vida para verlo desde otra perspectiva que nos haga crecer.
3- No compararnos con nada ni nadie.
La comparación nos lleva a vernos imperfectos, no merecedores, nos genera ansiedad y tristeza. Centrarse en uno mismo en lo que es, conociendo nuestras debilidades y fortalezas. Actuando desde la confianza de que estamos dando lo mejor de nosotros mismos.
4- No competir.
No competir con nosotros mismos. Si siempre estamos mirando al exterior compitiendo por ser mejor que…. nos frustraremos muchas veces porque nadie es bueno en todo y alguien sobresaldrá más que yo en algunas habilidades y competencias, por eso es muy importante enfocarse en lo que cada uno es, en lo que lo hace único y desde ahí ser la mejor versión de uno ( es a lo que yo llamo competir contigo mismo).
5- Controlar nuestros pensamientos, los debería los tendría…
Tantos pensamientos en la mente nos desenfocan, nos bajan la autoestima, nos llenan de inseguridad, nos hacen sentirnos poco eficaces y nos machacan.
6- Ser más agradecidos con lo que tenemos.
También con lo que somos, practicar la auto mirada y autocompasión. El agradecimiento nos eleva a un estado en el que todo lo que vibramos es positivo, nos situaremos justo en donde estamos y seremos quienes somos, agradeciendo somos capaces de ver lo bueno que tenemos.